
El leasing es una palabra inglesa que en español significa arredamiento. En España, nos referimos a ello como arrendamiento financiero y consiste en una operación básica de financiación en la que el cliente puede utilizar un bien a cambio de un pago de mensualidades durante un plazo determinado. Una vez finalizado ese plazo, el arrendatario podrá adquirirlo definitivamente pagando un precio determinado, devolverlo o renovar el contrato.
Una vez que el contrato entre ambas partes vence, la persona que alquila el bien puede pagar un precio determinado para la compra del mismo. Este pago se denomina residual porque se calcula con la fiferencia del precio original del bien pagado por el arrendador (incluidos intereses y gastos) y las cantidades abonadas por el alquiler del mismo. Si este proceso no se cumple y el cliente no adquiere el bien, deberá devolverlo al arrendador salvo que el contrato se prolongue.
El leasing es un tipo de contrato mixto que mezcla elementos básicos de un contrato de alquiler con elementos de contratos de préstamo. De esta manera las sociedades que trabajan con estos contratos financieros están sujetas a la supervisión y control del Banco de España.
TIPOS DE LEASING
Básicamente existen dos tipos de contrato de arrendamiento financiero:
- FINANCIERO: La sociedad de leasing se compromete a entregar el bien, pero no a su mantenimiento o reparación, y el cliente queda obligado a pagar el importe del alquiler durante toda la vida del contrato sin poder rescindirlo unilateralmente. Al final del mismo, el cliente podrá o no ejercitar la opción de compra.
- OPERATIVO: Es el arrendamiento de un bien durante un período, que puede ser revocable por el arrendatario en cualquier momento, previo aviso. Su función principal es la de facilitar el uso del bien arrendado a base de proporcionar mantenimiento y de reponerlo a medida que surjan modelos tecnológicamente más avanzados
En general, el leasing suele utilizarse para bienes muebles e inmuebles como por ejemplo coches, furgonetas o casas. Empresas y autónomos que se desplazan a diario son los que más consideran este tipo de arredamiento financiero para cambiar sus vehículos cada cuatro o cinco años, ya que eso les permite tener un vehículo nuevo y seguro cada cierto tiempo así como despreocupación ante temas como el pago de seguros, etc.
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